Tomar decisiones es algo de todos los días y a todas horas. Se toma decisiones para corregir una situación no deseada o una evitar que suceda una situación no deseada. Para delimitar el alcance, en este artículo nos ocuparemos de aquellas que cada uno califica como importantes. El comportamiento normal ante una situación en la que debemos tomar una decisión importante –o resolver un problema- es que debemos tomarnos un tiempo para pensar bien. En ese orden de ideas, lo normal y esperable sería que cuando nos damos ese tiempo para “pensar bien”, tomemos buenas decisiones. Es decir, que el resultado de esa decisión, o la solución a ese problema, sea satisfactoria. Y al contrario, cuando tomamos decisiones “a la ligera”, se esperaría que la solución no sea satisfactoria. Incluso la nueva situación sea peor que la anterior.
El proceso de toma de decisiones tiene un enfoque racional por el cual se debe: 1) Identificar y formular el problema; 2) Recolectar información y analizar alternativas; 3) Extraer conclusiones y 4) Evaluar y retroalimentar.
Muchos conocemos este método y lo utilizamos, pero nos seguimos equivocando, seguimos tomando decisiones que no son satisfactorias, o que no resuelven el problema. La razón es que en nuestra mente, de manera inconsciente y en cada una de las etapas del proceso de toma de decisiones, las personas tenemos sesgos. Sesgos que son inconscientes, imperceptibles para cada uno, que juegan en contra del proceso de toma de decisiones. Veamos los más importantes de manera que al ser concientes de ellos nos podamos disminuir sus efectos y por lo tanto, aumentar las posibilidades de tomar mejores decisiones en el mediano plazo.
Sesgos al definir el problema
Para definir el problema necesitamos utilizar nuestras estructuras mentales para comprender la realidad y mantener un nivel de complejidad razonable. La consecuencia es que por esta simplificación, tendremos una visión parcial de problema. En efecto, todos tenemos un punto de vista, que es el que nos da el conocimiento que poseemos, nuestra experiencia. Normalmente nos quedamos en nuestro único punto de vista y soltamos esa frase que empieza con el problema es que…”. Otro aspecto sesgo que afecta la definición de problemas los puntos de referencia: a veces expresar el problema en términos de ganancias no es lo mismo que expresarlo en términos de pérdida. Asimismo, a veces expresar el problema en términos absolutos no es lo mismo que expresarlo en términos relativos.
Sesgos al recolectar información y evaluar alternativas
En esta etapa normalmente lo que sucede es que sólo tomamos una sola fuente de información; o sólo tomamos en cuenta la que confirma lo que nosotros consideramos y desechamos inconscientemente la que no confirma nuestra idea. Otras veces tomamos información cargada emocionalmente y desechamos información relevante o más confiable.
Finalmente, a veces sucede que sin querer tenemos costos hundidos por una decisión anterior y nos mantenemos ahí aunque objetivamente sea totalmente irracional. Ejemplo de esto último son las personas que apuestan y a pesar que están perdiendo, siguen jugando porque “ya han perdido y ahora les toca ganar”, cuando saben que el azar no es predecible.
Sesgos en la extracción de conclusiones
En esta parte del proceso de la toma de decisiones, nos centraremos en la extracción de conclusiones que hacemos de las personas. En este sentido, a veces hacemos juicios de las personas en base a algún comportamiento específico sin tener en cuenta la situación en que se dio dicho comportamiento. Otras veces tenemos impresiones de segunda mano las que en general son más negativas de lo que realmente son. En otras ocasiones, se produce el llamado “efecto halo”, por el cual, en base a una cualidad observada, atribuimos una serie de cualidades del mismo tipo. Finalmente, se debe mencionar las mencionadas “profecías auto cumplidas” que en realidad tienen que ver con las expectativas que nosotros construimos sobre una persona y cómo actuamos en función a esa expectativa.
Sesgos en la evaluación de la solución y retroalimentación
En esta etapa se puede mencionar la llamada ilusión del control, que se refiere a la repetición de acciones pasadas que precedieron éxitos aunque no hayan tenido que ver con ellos. Una derivada de este concepto es la cábala. También se puede mencionar como otro sesgo las atribuciones auto beneficiosas, por la cual tendemos a explicar nuestros éxitos a nuestras cualidades y a explicar nuestros fracasos a los defectos de los otros o de la situación. Finalmente existe el sesgo de la mirada retrospectiva que consiste en que cuando miramos hacia atrás ciertos hechos conociendo el resultado, tendemos a pensar que sabemos más de lo que realmente sabemos.
¿Qué hacer?
Para cada una de los sesgos hay acciones específicas para contrarrestarlos pero todas se pueden resumir en dos: tener la actitud de que puede haber algo se le esté escapando; esto le hará tomar distancia y evitará la precipitación. Y en segundo lugar consiga puntos de vista distintos al suyo, mientras más diferentes, mejor. Si tiene a cargo gente, no pregunte solo a los que piensen como usted, sino a los que tengan puntos de vista distintos.
De esta manera, su proceso de toma de decisiones será mas estructurado y a la larga el porcentaje de buenas decisiones será mayor y evitará decir frases como “ese aspecto no lo vi.” y la cambiará por “sí consideré esta situación pero la descarté por tal motivo”.
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